Seguro que muchas malas
palabras, insultos o burlas han llegado a tus oídos. Palabras dirigidas hacia
ti que no pudiste evitar oír pero que sí podrías haber evitado escuchar. Pero
no ha sido así. Las oíste y las escuchaste. Y además, las interiorizaste.
Ahí estuvo tu gran error.
Creer lo que los demás decían de ti. Asimilar que aquellas cosas negativas que
decían sobre ti eran más importantes que tú mismo. Que aquello que te dijeron
te definía. Y no, no es así. Tú eres mucho más que un adjetivo o que un insulto.
Estoy segura de que esa
persona que te insultó o te acosó ha pasado por muchas situaciones en su vida
que le han hecho ser como es. Problemas familiares, inseguridades, complejos, y
en muchos casos, envidia. Esa persona es una persona infeliz, muy infeliz,
porque una persona con una vida plena y a gusto consigo misma ni siquiera se
plantea hacer daño a los demás. Por tanto, no le hagas caso, no pagues con la
misma moneda y no le odies, porque no hay mejor desprecio que no hacer aprecio
y porque sentir odio o buscar venganza no es sano ni bueno para ti. Ten
compasión por él o ella, porque esa persona no es capaz de ser feliz mientras tú
has luchado y has conseguido serlo.
L

No hay comentarios:
Publicar un comentario